miércoles, 8 de mayo de 2013

ENMASCARAMIENTO

ENMASCARAMIENTO
La realización de enmascaramientos es un proceso de vital importancia durante la fase de pintura de cualquier maqueta, y de su dominio depende el buen acabado de éstas. En este primer capítulo describiremos los materiales a utilizar y sus fundamentos.
En realidad, la palabra correcta anotada en el diccionario español que sirve para definir este tipo de utensilios es la de estarcido; aunque comúnmente también se les denomina enmascaramientos, mascarillas, plantillas, etc. «Estarcir» significa estampar dibujos, letras o números pasando una brocha por una chapa en que están previamente recortados. La gama de enmascaramientos o estarcidos que un modelista puede utilizar es casi infinita, depende de su habilidad, imaginación y experiencia. Cualquier objeto o material puede valer, siempre que sirva para conseguir el efecto deseado.
La realización de una mascarilla determinada es casi siempre una tarea laboriosa que debe hacerse con suma precisión, pues ella es la que delimita los contornos y las formas dc’ los colores. El acabado que permiten supera con mucho, por ejemplo, al de las calcomanías. Por su naturaleza, la mayoría de los métodos utilizados en modelismo están pensados para la aerografía, pero también los
hay que pueden combinarse con el trabajo a pincel o spray.
El uso de enmascaramientos implica una serie de procesos que pueden afectar, incluso, a la fase de montaje de los modelos. La clase de estarcidos a emplear también depende de los efectos y esquemas que se deseen reproducir. A su vez, éstos deben ser aplicados según un orden lógico, determinado por diversos factores como el color o los tipos de textura y acabado que se quieran conseguir. Una maqueta no se debe comenzar a enmascarar por cualquier sitio, y en el caso de emplear diversas tonalidades tampoco aplicar la primera que se nos ocurra.
ESTARCIDOS SIMPLES
También se les denomina enmascaramientos aéreos, móviles o flotantes, y son todos los que no necesitan de ningún adhesivo para ser fijados sobre las superficies que se vayan a decorar. Puede utilizarse el borde recto de una cartulina, papeles rasgados, rejillas, plantillas de dibujo, troqueles, etc. Los contornos de las manchas o dibujos obtenidos con ellos dependen de los factores: el grosor del estarcido y la distancia a la que éste se encuentra del objeto. A medida que ésta sea mayor los bordes serán más difuminados pero siempre resultarán definidos.
Los estarcidos simples casi siempre se recortan sobre cartulinas o papeles de diferentes tipos, un sistema muy versátil y económico, pero el mejor material para realizar enmascaramientos es un acetato especial denominado «triacetato». que tiene las ventajas de ser muy fino, transparente, lavable y ajustable a los volúmenes curvos de las maquetas, aunque posee el inconveniente de su elevado precio. Solamente puede adquirirse en los buenos establecimientos dedicados a los materiales de bellas artes y dibujo, preferentemente especializados en aerografía. El triacetato no necesita ser traspasado por la hoja de la cuchilla; basta con realizar una pequeña incisión con la punta de ésta sobre el dibujo o contorno establecido y partirlo después por las líneas resultantes. El acetato común no presenta dicha característica.
Para definir el tipo de mascarilla que mejor se adapte al trabajo concreto que debamos realizar y a las superficies, elegiremos un tipo de papel para recortarla según su dureza y grosor. Sobre los relieves redondeados y en ángulo puede ajustarse un papel fino, como las hojas corrientes de los cuadernos o el papel de croquis. Algunos materiales se deforman con el agua y los disolventes empleados para diluir los colores, como es el caso del papel vegetal, provocando que los contornos resultantes no sean los deseados.
Para pintar insignias y emblemas sobre una superficie plana se puede utilizar un material más grueso y duro, como la cartulina; aunque si lo que necesitamos es un estarcido duradero, que sirva para reproducir muchas veces un mismo motivo, lo mejor es recortarlo sobre triacetato e incluso una lámina fina de metal o plasticard. En general los mejores enmascaramientos aéreos son los que se recortan sobre un material transparente, ya que permiten observar su ajuste respecto a otras mascarillas y colores aplicados.
Como ya se ha comentado antes, la gama de estarcidos simples que pueden adaptarse a la pintura de las maquetas es muy variada. El algodón previamente conformado es excelente para reproducir las pequeñas manchas semicirculares de algunos camuflajes y las rejillas de plástico o metal se pueden destinar, por ejemplo, para elaborar el dibujo de las telas en los asientos de los modelos de automóviles. Lo mismo sucede con las plantillas usadas en dibujo técnico, como las de círculos y elipses, o incluso determinadas piezas en metal fotograbado que sirven para detallar los kits.
En ocasiones, un poco de observación previa puede librarnos de un trabajo que en apariencia sea exageradamente laborioso. Supongamos, por ejemplo, que debemos pintar la ingente cantidad de ventanillas que presentan los laterales de un avión comercial moderno. Antes de pasar muchas horas colocando calcomanías, o de pintarlas una a una, quizás sea conveniente comprobar si el tamaño y la forma de los huecos que presentan los bordes de la película fotográfica corriente se ajustan a lo que deseamos... El objeto más insospechado puede servir para obtener unos resultados excelentes, ahorrarnos mucho tiempo y pesada labor.
En algunos casos los estarcidos simples deben fijarse momentáneamente sobre las superficies de las maquetas. Para este fin existen adhesivos de tipo reposicionable envasados en spray. Las características del pegamento que contienen permiten pegar y despegar varias veces un enmascaramiento sin afectar las capas de pintura que ya se hayan aplicado, siempre que estén perfectamente secas. Los restos de pegamento que hayan podido adherirse a los pigmentos se eliminan fácilmente con un paño suave impregnado en gasolina de mechero. Basta con pulverizar de modo ligero sobre el papel para que éste adquiera mordiente y se pegue. Para este fin también se puede emplear el Micro Metal Foil, que se aplica a pincel.

ESTARCIDOS ADHESIVOS
Los enmascaramientos adhesivos se emplean para reproducir los dibujos más precisos y complicados de las maquetas, para obtener contornos muy nítidos y duros entre los colores y para enmascarar los detalles más pequeños. Por sus características, estas mascarillas requieren pigmentos que se fijen bien a las superficies y que sean resistentes una vez secos. Para trabajar con estarcidos de este tipo es aconsejable imprimar los modelos y respetar escrupulosamente el tiempo de secado de las pinturas. Los esmaltes de tipo oleoso, diluibles en aguarrás o disolvente, son los que mejor soportan el hecho de pegar y despegar dichos enmascaramientos.
Para obtener cualquier clase de contornos o líneas rectas basta con utilizar tiras de cinta adhesiva. Además de las que se comercializan para uso corriente existen cintas especiales de diferentes grosores, fabricadas con un material elástico que permite adaptarlas a las curvaturas y volúmenes de las piezas.
Sin embargo, el enmascaramiento más utilizado y versátil es el papel adhesivo empleado por los ilustradores que dibujan con aerógrafo. Normalmente se vende en rollos y no resulta demasiado caro. Es transparente y se recorta con suma facilidad, además de poseer un grado de adherencia medio; pudiéndose emplear sobre pigmentos poco resistentes, como tintas, y sobre capas muy finas de pintura.
Para recortar una mascarilla sobre este papel casi siempre se utiliza como guía un dibujo o esquema previo, realizado con la mayor precisión posible. De él obtendremos una silueta en negativo y otra en positivo de cada forma, según sus colores, utilizadas indistintamente para cubrir una zona con pintura y protegerla después al aplicar las tonalidades adyacentes. El empleo de este material es muy sencillo, ya que los buenos resultados dependen exclusivamente de nuestra habilidad al recortarlo con la cuchilla.









MASCARILLAS LÍQUIDAS
Los fluidos enmascaradores, como el Maskol de Humbrol y el Micro Mask, se aplican a pincel y están compuestos de una sustancia similar al látex, secan rápidamente y son bastante flexibles. Su empleo es muy restringido ya que no permiten realizar mascarillas de precisión, aunque son excelentes para otros cometidos, como el hecho de proteger pequeñas piezas transparentes. Una vez utilizado se pueden eliminar con unas pinzas, una goma de borrar o con la punta de una cuchilla. Si se emplea sobre zonas pintadas resultará aconsejable efectuar un ensayo previo, porque puede alterar la tonalidad de algunos colores. Tampoco es conveniente que esté depositado demasiado tiempo sobre los elementos enmascarados, porque tiende a fraguar con los pigmentos y producir que salte la pintura al despegarlo.
Precisamente es ideal para reproducir el efecto de colores descascarillados, mediante un proceso de trabajo bastante sencillo. Si lo que se desea es que aparezca el metal natural del modelo sobre las otras pinturas, comenzaremos dando una imprimación de plata o aluminio a todas las piezas, tapando luego las zonas deseadas con Maskol y repintando después con los tonos propios del esquema a reproducir. Al eliminarlo haremos saltar las capas superiores de pintura, obteniéndose un efecto bastante realista.
INSTRUMENTOS DE CORTE
Existen utensilios específicos para recortar enmascaramientos circulares y ovalados, y cuchillas especiales con hojas giroscópicas que se adaptan a las formas y contornos más sinuosos, aunque no existe ninguna mascarilla que no pueda recortarse con la cuchilla triangular de tipo universal y nuestra habilidad con ella.
Es muy importante destinar las hojas nuevas para este cometido. Una cuchilla de este tipo soporta perfectamente el recorte de varios estarcidos, siempre que solamente se empleen para este fin. Las hojas que tengan la punta rota deben ser desechadas.
El instrumento de corte no puede ser utilizado de cualquier manera. El movimiento de la mano y la muñeca debe tener un sentido para que las formas recortadas aparezcan con contornos naturales, sin irregularidades. Las personas diestras tienen que recortar las mascarillas de izquierda a derecha y si es el caso de un círculo, de arriba a abajo. La hoja de la cuchilla debe mantenerse en ángulo respecto al sentido de corte, sin que la punta pierda nunca el contacto con las líneas de guía. Si recortamos un enmascaramiento muy complicado será necesario efectuar pequeños descansos para relajar la mano y comprobar que nuestro trabajo va por buen camino. En ocasiones tendremos que utilizar una regla metálica o cualquier otra plantilla para realizar cortes precisos.
En nuestro próximo capítulo pasaremos de la teoría a la práctica, describiendo una serie de procesos para enmascarar y tomando como ejemplo los casos más comunes que pueden presentarse al decorar una maqueta.






AEROGRAFIA


TECNICAS DE AEROGRAFIA
TIPOS DE AEROGRAFOS
Podemos clasificar los aerógrafos en dos categorías: de acción sencilla y de acción doble.

AERÓGRAFOS DE ACCION SENCILLA
En los aerógrafos de acción sencilla sólo se puede controlar el flujo del aire.
La pintura se puede ajustar si lo hacemos por anticipado, es decir, no se puede variar durante el rociamiento sino que para cambiar su caudal hay que dejar de rociar. Las ventajas que podemos encontrar en estos modelos son el precio y que resultan adecuados para principiantes, sobre todo para dar colores planos sin complicaciones. Igualmente son en su mayoría mucho más resistentes a los disolventes y agentes químicos de las pinturas. No obstante, para realizar trabajos en los que se requiere más precisión, no son tan adecuados, pues influyen en que la calidad del acabado final no sea la deseada. 
AERÓGRAFOS DE DOBLE ACCIÓN
Son en general más caros, pero sin duda muchísimo más versátiles que los anteriores debido a que se tiene el control absoluto de la cantidad de aire y pintura que sale del aerógrafo. Accionando hacia abajo la palanca controlamos el aire y tirando hacia atrás, el caudal de pintura. Esta diferencia hace de este tipo de aparatos que estén en lo más alto del listón de los aerógrafos profesionales.
Sin duda el control del mismo es mucho más complicado y no se adquieren tan fácilmente, pero eso no debe desanimar al aficionado pues una vez que se haya familiarizado con el aerógrafo, notará las diferencias en el uso y acabado de sus trabajos. 
ALIMENTACIÓN POR SUCCIÓN Y POR GRAVEDAD
Hay otro factor a tener en cuenta en la elección del aerógrafo y es el modo en que la pintura entra en el fluido del aire. Tenemos dos categorías: la alimentación por succión y la alimentación por gravedad.
En la alimentación por succión, la pintura sube desde un depósito ubicado debajo del canal del fluido; esto se produce por la disminución de presión producida por la corriente de aire que pasa por encima. Principalmente, la ventaja que nos proporciona un aerógrafo de estas características, es la capacidad de pintura que puede cargar. El depósito suele tener forma de tarro, lo que nos puede crear algún problema a la hora de tener que hacer detalles muy finos.
La alimentación por gravedad no presenta este inconveniente. El depósito suele estar bien en un lateral, bien montado encima del aerógrafo, ya sea con forma de taza o se trate de un hueco hecho en el mismo aerógrafo. La pintura, al estar por encima de la corriente de aire, baja por la misma gravedad.
Estos modelos tienen un diseño muy equilibrado y permiten un fácil manejo. Hay algunos modelos con cazoletas más grandes, aunque su capacidad de pintura es mucho menor. Tendremos cuidado de no llenar demasiado el depósito porque al inclinar el aerógrafo para pintar se puede caer la pintura. Aunque hay muchos modelos, sobre todo los que tienen un depósito grande, que traen una pequeña tapa.


EJERCICIOS DE INICIACION
En primer lugar debemos conectar el aerógrafo al compresor. Con respecto a qué tipos de conexiones o tomas de aire conviene ponerle, podemos mencionar los de bayoneta. Compruebe que no haya ningún tipo de escape de aire, tanto en la manguera como en la conexión al compresor. Si el compresor tiene regulador de presión, fíjelo a dos bares. 
La forma más corriente de coger el aerógrafo es como si fuese un bolígrafo. entre el pulgar y el dedo corazón, presionando la palanca con el dedo índice.

Antes de llenar el depósito de pintura, conviene que se familiarice con la palanca. Recuerde que accionando hacia abajo controlará el aire y tirando hacia atrás, sin dejar de presionar, saldrá la pintura. 
Podemos resumir el manejo del aerógrafo de la siguiente manera: lo primero que se abre es el aire: luego. sin dejar de presionar la palanca, se echa hacia atrás para que salga la pintura cuando queramos cerrarlo, echamos de nuevo aire para evitar que la aguja se llene de residuos de pintura que podrían salir la próxima vez que se use.

DISTINTOS TIPOS DE LINEAS
Este ejercicio debe repetirse varias veces, hasta que se tenga un control absoluto de la palanca. 
Sobre un folio blanco, usando como pintura tintas para aerógrafo, se tiran líneas rectas a mano alzada, intentando que desde el principio hasta el final el movimiento sea lo más limpio y homogéneo posible. La trayectoria de la mano debe ser constante, sin detenerse ni variar la distancia del aerógrafo al papel: de hacerlo, se tendrá que controlar el caudal de pintura para no encharcar el papel o lo que estemos pintando. 
Los problemas más corrientes que nos podemos encontrar son: 
No soltar la palanca al final de la línea. Detener el aerógrafo o moverlo muy despacio. 
Una vez que consiga evitar estos errores, habrá alcanzado el nivel que le permite manejar el aerógrafo con confianza.





PUNTOS Y MOTAS
Con este ejercicio lo que se intenta conocer es la distancia que debemos guardar para poder encuadrar el aerógrafo en el punto preciso. Este paso también requiere mucha práctica para obtener resultados instantáneos.
Tenemos que tener en cuenta tres elementos coordinados; la cantidad precisa de aire, la cantidad precisa de pintura y la distancia justa entre el aerógrafo y el papel.
Uno de los errores con los que se puede encontrar es el «borrón« o (<patas de araña«, debido a un exceso de pintura y poco aire:
bien sale la pintura antes que el aire, bien el aerógrafo está muy cerca de la superficie.
Es importante también tener en cuenta la disolución de la pintura, ya que nos puede provocar posibles problemas tanto si está demasiado diluida como si está demasiado espesa.
Cuando consiga que las motas sean consistentes y limpias, dibuje a lápiz una cuadrícula y rocíe una mota en las intersecciones de las líneas; luego intente unir todos estos puntos con una rociada uniforme.
COLOR UNIFORME
Es un ejercicio para controlar la aplicación de un tono plano y uniforme. Rocíe de izquierda a derecha, sosteniendo el aerógrafo a una distancia de unos 10 cm de la superficie. Deberá hacer varias pasadas de modo gradual:
no intente cubrir una zona de una sola rociada, ya que lo único que conseguirá será que le quede una superficie desigual o granulada. En el caso de una maqueta, que es una de las aplicaciones que nos interesa, conviene lavarla con detergente antes de empezar a pintar para eliminar cualquier tipo de señal o resto de grasa de los dedos. 



LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO DEL AEROGRAFO
El aerógrafo es un instrumento muy delicado y de mucha precisión, que posee diversas piezas mecánicas de gran exactitud. Si estos componentes se ensucian u obstruyen, este hecho repercutirá en el funcionamiento del aparato y hasta incluso podrá malograr el trabajo que se esté realizando. Para evitar estos trastornos, es bueno acostumbrarse a una pauta regular de limpieza, para la que no se necesitan herramientas costosas ni se requiere una habilidad especial. Hay una serie de normas que deben seguirse sistemáticamente:
Siempre hay que limpiar el aerógrafo después de usarlo, inclusive para cambiar de color.
Hay que tener en cuenta la disolución de la pintura: cuanto más espesa esté, más habrá que limpiar el aerógrafo. Lo ideal es que tenga una consistencia lechosa.
Es evidente que cada vez que se cambie de color hará falta limpiar el aerógrafo, ya que de lo contrario afectaría al siguiente color que fuéramos a utilizar. Para ello no hace falta desmontar todo el aparato, simplemente suelte el aire para hacer salir toda la pintura que haya quedado. A continuación llene de agua (o del disolvente que haya empleado para la mezcla de la pintura) la cámara de fluido y vuelva a rociar sobre un papel. Repita esta operación hasta que no vea salir ningún resto de pintura.
PASOS DE LIMPIEZA A SEGUIR DESPUÉS DE CADA SESIÓN

Después de una jornada de trabajo, no hay que dejar el aerógrafo sin limpiar: de hacerlo, cuando vuelva a utilizarlo se encontrará que para limpiarlo deberá trabajar el doble. Quiere esto decir que, una vez finalizado el trabajo, puede seguir los siguientes pasos:
Destornille el mango y la tuerca ciega, no hace falta quitarla del todo, y saque la aguja con sumo cuidado.
Coloque la aguja sobre la palma de la mano y gírela suavemente: también puede emplear un trozo de papel secante humedecido en agua u otro limpiador.
Vuelva a colocar la aguja, procurando que la palanca esté con su posición para evitar un contacto entre las dos. 
En general con estas operaciones es suficiente como rutina diaria de limpieza. Aunque tenemos otro componente que hay que limpiarlo con frecuencia: la boquilla, pieza muy delicada y muy cara para lo pequeña que es. Para ello, quite la aguja y desmonte su tapa; después con una llave que suele venir incluida en el equipo del aerógrafo, desenrosque la boquilla. Deje los elementos complementarios, junto con ésta en una disolución de agua o un disolvente apropiado para el tipo de pintura utilizada. En caso de que no se hayan desprendido todos los residuos de pintura dentro de la boquilla, puede utilizar una aguja vieja o un trocito de alambre muy fino. Debe tener cuidado con no empujar o forzar demasiado la boca de la boquilla porque se puede deformar y ya no le servirá.
Si queremos asegurarnos de su limpieza, podemos utilizar una lente de aumento.
Finalmente procederemos a montarla de nuevo, para lo cual giraremos con la mano la boquilla y ajustaremos con la llave, sin pasarnos, enroscando la tapa de la aguja y, por último, colocando ésta.


MATERIALES Y DISTINTOS TIPOS DE ENMASCARAMIENTO

Podemos decir que el enmascaramiento es esencia para la aerografía en la mayoría de los trabajos. Se utiliza para rociar la zona interesada y, dependiendo el tipo de enmascaramiento, nos quedará un efecto u otro. Tenemos varias clases de enmascaramiento:
de tipo fijo, líquido y suelto o aéreo.
El tipo fijo se trata de una película autoadhesiva, especial para este tipo de trabajo (al comprarla, preguntar por una película enmascaradora, que suele venderse en folios o en rollos). Debido a su baja adherencia y lo sumamente fina, esta película hace que, al levantar el enmascaramiento, no se lleve la pintura de abajo y no se acumule la pintura en los bordes.
Para cortar la película debe utilizarse una cuchilla tipo X-acto con la hoja perfectamente afilada. Es probable que al principio apriete demasiado y que los cortes no sean regulares, pero solamente la práctica y la experiencia le darán los buenos resultados; no hay ningún método concreto a seguir. Por último, podemos mencionar las cintas flexibles de Letraset que pueden varias su ancho desde los 2 mm hasta los 5 cm.
El enmascaramiento líquido es el que menos se usa. Está compuesto por soluciones de goma que se aplican a pincel sobre la superficie y que al secar crea una película protectora. Su mayor uso sin duda es en el modelismo, para hacer desconchones, cubrir las cabinas de los aviones, coches, motos, etc. Es fácil desprenderlo después despegándolo o frotando con goma crepé. Las marcas más conocidas son Maskol (Humbrol) y Winsor & Newton.
Por último nos referimos al enmascaramiento suelto o aéreo, en el que se pueden utilizar indistintamente un folio, cartulina, acetato, plantillas de círculos o curvas flexibles. Dependerá de qué forma utilicemos estos elementos para que nos quede un borde difuso o semidifuso. 








martes, 7 de mayo de 2013

FOTOGRAFIA


FOTOGRAFIA
Consideremos la fotografía como un importante complemento al modelismo.
Considerémoslo, incluso, como fin último.
Descubriremos un mundo paralelo que nos aportará similares satisfacciones a la actividad modelística.
Podemos utilizar la fotografía como mero testimonio gráfico de nuestra producción, o bien un medio de realzar el modelo, en su ubicación y ambiente. «creando» una obra única, original y personal.
Sería absurdo atosigar al lector con información excesivamente técnica, que de hecho en nada le ayudaría. Todo lo contrario, intentaremos aportar ideas prácticas que solucionen problemas concretos.
Lo primordial será analizar el equipo que poseemos, pero el mercado de cámaras fotográficas es tan amplio y diversificado que nos extenderíamos enormemente en ello. Basta con decir que es absolutamente necesario el conocimiento exhaustivo de nuestra máquina, para ello estudiaremos a conciencia el folleto de manejo y practicaremos con ella. Entraremos únicamente en diferenciar dos grupos esenciales de cámaras: «compactas» y »réflex».
Las máquinas compactas tienen como característica propia poseer un único objetivo fijo y no ofrecer una visión real de la imagen que más tarde impresionara la película. Esto no quita que podamos encontrar a la venta modelos con prestaciones más que excelentes (dib. 1).
Las «reflex» ofrecen aquello de lo que carecen las anteriores, esto es óptica intercambiable y visión real (dib. 2).
Esta división no indica una desigualdad en cuanto a la calidad y/o el precio entre ellas, simplemente cada grupo tiene sus características propias.
Aún así los datos más importantes a conocer de nuestro equipo para realizar este tipo de fotografías son los siguientes:
Distancia mínima de enfoque. Esto es cuanto podemos acercarnos al objeto sin que éste salga desenfocado. La demostración práctica es sencilla de realizar; llevaremos el anillo de enfoque al máximo de la distancia mínima (normalmente existe un margen entre la última marcada en el objetivo y el final del recorrido), y sin moverlo nos acercaremos al objeto hasta que quede perfectamente enfocado. Una práctica aconsejable es medir en ese momento con un metro casero la superficie que cubre la cámara en ese plano enfocado y tenerlo como referencia posterior (tabla 1).
Capacidad de alteración de los parámetros de apertura de diafragma para conseguir mayor «profundidad de campo» (dib. 3): término árido que indica la distancia, dentro del espacio que estamos fotografiando, en la que conseguimos mayor enfoque, normalmente imposible en cámaras compactas, siendo importantísimo en la macrofotografía. Debemos utilizar la máxima apertura posible, en caso de cámaras completamente automáticas, los programas para fotografía de paisaje.
El problema más inmediato que se nos plantea en el momento de realizar la fotografía es la iluminación del objeto. Es importante en este caso adiestrar la vista para analizar las sombras que se producen en cada situación y así poder variarlas o mitigarlas según sea más conveniente.




ILUMINACIÓN
La forma más sencilla y económica de iluminar es con luz natural (luz solar), pero no podemos limitarnos a sacar el modelo a la calle y fotografiarlo sin más. En primer lugar habilitaremos una pequeña mesa, que podemos conseguir con dos «borriquetas» y una simple tabla. Conviene adquirir dos o tres láminas de cartón- pluma y un fondo donde ubicar el modelo. El fondo ha de tener un tono equilibrado, el color que elijamos es indiferente siempre que acompañe al modelo de una forma natural, o que sea propicio para nuestros fines. Pueden ser de color continuo o degradado, aunque estos últimos son caros y difíciles de conseguir.
Cuando la luz del sol sea directa tendremos que tamizarla con una simple lámina de papel vegetal. Pero siempre es aconsejable que el día esté ligeramente nublado y elegir horas en las que el sol se encuentra alto.
Una vez preparado el modelo estudiaremos sus sombras; cualquiera de ellas que distingamos con sobrada facilidad se convertirá al fotografiarla en una zona seminegra. Intentaremos en todo momento que los contrastes entre luces y sombras sean mínimos. Para ello nos ayudaremos con las láminas de cartón pluma, que moveremos en las proximidades del modelo hasta conseguir un manifiesto incremento de la luz en las sombras laterales. Esto se llama «refuerzo de luz>.
Otra posibilidad es la de utilizar iluminación artificial, que nos libera de las posibles inclemencias meteorológicas y permite un control mayor sobre los contrastes. Pero también resulta mucho más complicado y costoso, obligándonos a utilizar un espacio físico mayor en el interior de nuestra vivienda, siendo esto último posiblemente lo más problemático.                                                                                       Dejaremos a un lado, de antemano, los equipos de iluminación y flashes profesionales, que en ningún caso su precio bajará de varios cientos de miles de pesetas, escapando por ello al presupuesto del aficionado. Analizaremos la utilización de focos con luz tungsteno (por filamento incandescente), dado que su precio es reducido, pudiéndose conseguir un foco sencillo por no más de 10.000 pesetas y sólo con tres nos bastará. Este tipo de equipo obliga a utilizar película de características especiales. Las películas convencionales (luz día) tenderán hacia los tonos anaranjados si son sometidas a este tipo de luz, y para una correcta exposición tendríamos que trabajar con filtros (normalmente especificados en las instrucciones del carrete), de color azul. Esto reducirá la calidad, pero en trabajos no profesionales apenas notaremos la diferencia. Aún así es aconsejable la utilización de carretes especiales para tungsteno, especificados con una «T» al final de su denominación técnica. El mayor problema, a pesar de lo dicho anteriormente, de la utilización de focos, por la tendencia al naranja que la alta temperatura de las bombillas irradian (aún hacia las películas tungsteno); es la desvirtualización de los colores verde oliva y marrón verdoso, en cuya composición entran en cantidades criticas el amarillo y el rojo. Mezclas comúnmente utilizadas en nuestro campo.
Teniendo esto presente es recomendable utilizar no menos de 1.500 W de potencia total, unos 500 W por cada foco, cuanto menos cantidad de luz haya, más se desestabilizarán los colores.
Como siguiente escollo, en apariencia sin importancia, se nos plantea el de sujetar los focos. Existen trípodes específicos para ello, quizás excesivamente caros, pero podremos apañarnos con sillas altas, escaleras, incluso percheros; cualquier cosa con suficiente estabilidad para colocar un foco a un mínimo de 100 cm de altura.
El esquema de iluminación básico con tres focos es el siguiente:
Un foco principal siempre por encima y ligeramente por detrás del modelo.
Dos focos laterales, ligeramente frontales, equidistantes entre ellos y con el principal al modelo, rodear al modelo con zonas blancas en los laterales.
Tamizaremos la luz de todos los focos con láminas de papel vegetal. Con esto ha de ser suficiente para realizar «instantáneas» de suficiente calidad, en las que dejar constancia gráfica (fácil de acarrear y mostrar) de nuestras habilidades como modelistas. Es indiferente el equipo que se posea, siempre que lo conozcamos y le saquemos el máximo partido a sus prestaciones gracias a practicar con él.
En un siguiente artículo nos contra- remos en la realización de (fotografías ambientadas), cómo conseguir ambientes diferentes y la manipulación de la luz para conseguirlo.